Nos quejamos de que ha desaparecido la clase media. De que todo está muy caro y de que no hay acceso a la vivienda. De que faltan oportunidades. O que resulta imposible compatibilizar dos personas trabajando con el cuidado de los hijos.
La verdad que son problemas, a veces verdaderos dramas. Dramas que muchas veces disfrazamos de cuquis con tendencias absurdas que algunos utilizan para camuflar la más absoluta de las incompetencias.
En todo esto el Estado tiene algo que decir, claro está, y le tenemos que pedir responsabilidades. Pero no es lo realmente importante aquí.
Asumir tu responsabilidad antes que nada
Hace muchos años, cuando a Nadal todavía no le conocía casi nadie, estaba jugando un partido donde no levantaba cabeza. Su entrenador y tío Toni Nadal no entendía lo que estaba pasando. Hasta que se le acercó otro entrenador y le dijo: “¿tu sobrino no tiene otra raqueta? está jugando con una raqueta rota”.
Toni se acercó a Rafa Nadal y le dijo “¿me puedes decir que un tío después de tanto tiempo jugando al tenis no sabe que está jugando con una raqueta rota?”.
La respuesta de Rafa es para enmarcar, y tiene mucho que ver con lo que estamos hablando aquí:
Estoy tan acostumbrado a tener la culpa yo que para nada me hubiera imaginado que era la raqueta la que me hacía jugar mal.
Rafa es un gran ejemplo en muchas cosas, y aquí no lo es menos. Para que nos vaya bien en esta vida, primero tenemos que asumir responsabilidad, tomar control de nuestras acciones, y ya si eso, después, ver en qué nos está afectando nuestro entorno.
Vivimos en una sociedad que ha asumido que es el Estado el que tiene que dárselo todo hecho. Y eso es un gran error, sobre todo cuando la historia nos enseña que ningún estado es confiable. Por mucho que pensemos que representa al pueblo, siempre representará sus propios intereses. Y, con suerte, alguna que otra vez esos intereses estarán relativamente alineados con los nuestros.
Hijos del sistema. Zombies en vida
Todos somos hijos del sistema, en mayor o menor medida. En mi caso he seguido el camino pre-establecido durante mucho tiempo. Y, por circunstancias de la vida, un día, desperté.
Por eso no me atrevo a decirle nada a nadie, a ser muy tajante con mis opiniones al respecto. Es fácil darte cuenta cuando has despertado, pero también resulta fácil seguir andando el camino que han marcado otros pensando que es lo adecuado.
Estudias una carrera, eliges una profesión que parece que tiene futuro, le echas muchas ganas y esfuerzo, haces lo que tiene que hacer para conseguir un trabajo del que estén orgullosos en tu familia o que quede bien en LinkedIn…
No hay nada de malo en eso, pero la realidad es que el camino más común es el que lleva a los sitios más concurridos. Si miras a tus referentes, a las personas en la que te gustaría convertirte, verás que ninguna de ellas ha seguido a rajatabla esa autopista atascada de gente que vuelve del puente a Madrid, ese camino pre-establecido que nos han contado desde pequeños.
Tomar el control de tu vida es asumir riesgo e incertidumbre
Para triunfar en la vida tienes que tomar tus propias decisiones. Porque triunfar es justamente eso, tomar el control de tu vida. Tener claro por qué vivir y por qué morir.
Tomar el control de tu vida tiene un precio muy elevado a pagar, por eso casi todo el mundo escoge la ilusión del control (haciendo lo que se supone que debería hacer) en lugar de coger las verdaderas riendas de tu vida.
Mientras no coges de verdad el control de tu vida te guardas el derecho a usar el comodín del público. Hago lo que se supone que debería hacer. De hecho, soy el mejor haciendo lo que se supone que debería hacer, así que si sigo jodido, la culpa es del sistema que está podrido.
El mejor camino para acabar quejándote de todo en Twitter mientras estás tirado en la cama de tu habitación en una casa compartida en un barrio sin más en una ciudad donde tienes todo cerca pero nunca aprovechas absolutamente nada.
Si no te llaman loco es que no te la estás jugando lo suficiente
Y es más, si nunca has creído que estabas loco por las decisiones que estabas tomando, no te la estabas jugando de verdad.
Sin jugártela no puedes esperar recibir una recompensa a cambio. Jugártela no te da derecho a nada, pero es la puerta a ciertas oportunidades. Como la vida misma. Si vas por una autovía llegarás a una gran ciudad. Si te metes por un camino de mierda puede que llegues a un vertedero o también puede que des con un paraje natural precioso que para casi nadie es conocido.
Por lo general estamos rodeados de gente que sigue el camino establecido. Gente que cree que es el camino adecuado porque han visto que funciona.
Para la generación de nuestros padres (bueno, la de los abuelos de alguno, que uno ya peina canas 😅) estudiar una carrera ha resultado siendo una buena decisión. Venían de situaciones económicas mucho más complejas, en algunos casos de la plena pobreza, y la gente de su generación que pudo estudiar, creció muchísimo más que ellos.
Pero ni nuestro punto de partida ha sido el suyo, ni el contexto en el que nos movemos a día de hoy es el mismo. Lo que en su generación era jugársela, ahora es el camino establecido, y lo que acabará siendo el camino a seguir el día de mañana, es el camino de jugársela ahora.
A los que les acaba yendo bien es a los locos que se la juegan. Son los que están creando el camino del mañana pero sacando los beneficios hoy.
Son tus decisiones. Échale narices
Como decía antes, durante mucho tiempo fuí un zombie del sistema. Pensaba que hacía lo que tenía que hacer y me frustraba porque le echaba todo a seguir el camino establecido.
Cuando no me pasaban las cosas buenas que pensaba que me tenían que pasar, echaba balones fuera. “La culpa es del sistema. La culpa es del Estado”.
La realidad es que me faltaba juicio crítico, me faltaba pensar por mi mismo. La culpa era solo mía, porque uno no puede dejar su vida en manos de las decisiones de otros.
Con el tiempo he cambiado totalmente mis puntos de vista sobre muchas cosas. He sido capaz de entender el mundo como el lugar caótico que es, he eliminado muchos prejuicios de mi cabeza, y también he tomado decisiones que hubieran cabreado a mi yo de veinte años, pero que me han generado un retorno muy positivo a todos los niveles.
Por poner algunos ejemplos:
Es verdad que he acabado emprendiendo casi sin darme cuenta. No he sido un emprendedor consciente, pero si vocacional. Emprender es una de mis grandes decisiones vitales. De hecho, viéndolo con perspectiva, creo que emprender es la única forma de romper el camino pre-establecido, la única forma de llegar más lejos en tus objetivos, sean los que sean
Me permite llevar el estilo de vida que quiero y tomar más control de mi vida. Gracias a esto puedo compartir mucho tiempo de calidad todos los días con mi hijo y mi familia. Decidir salir con la bici un día a media mañana o poder tener siempre un reto que me fascina por delante. Evidentemente no todo es una fábula y a cambio hay más riesgo, incertidumbre, estrés… Pero para mi lo compensa con creces y estoy seguro de que si no hubiera cogido este camino hubiera sido mucho menos libre.Todavía recuerdo la cara de “pero tu estás loco” que ponía mi mujer cuando le dije que quería que nos fuéramos a ir fuera de Madrid. Yo ya trabajaba medio en remoto, y en mi caso el paso lo era tan largo. Pero suponía romper con muchas cosas, plantearse una decisión que nunca había estado sobre la mesa y alejarse de una ciudad que “te lo da todo”.
Aquí el COVID ayudó, mi mujer pasó a trabajar también en remoto y la “excusa” del yo no puedo dar ese pasó desapareció sobre la mesa. Yo tenía claro que quería vivir cerca del mar, en un sitio más pequeño. Bien conectados para poder viajar por las exigencias de los trabajos, pero en un contexto menos agobiante. Y de paso poder optar a una casa para vivirla y disfrutarla y no solo un espacio para sobrevivir.Hace muchos años tuvimos la conversación de si tener hijos o esperar un tiempo. De aquella mi mujer todavía no había desarrollado su carrera profesional. De hecho, viéndolo con perspectiva, le quedaba todo por descubrir.
En eso yo tenía la cosas claras, y la apuesta fue porque encontrara su espacio en el mundo profesional antes de tener hijos y que eso pudiera impedir una mayor proyección personal. Lo se, idealmente tener hijos no debería afectar al desarrollo profesional, pero la realidad es que en muchas ocasiones pasa y a veces cuesta reconectar pasado un tiempo.
Probó varias cosas, acabó emprendiendo y su trayectoria profesional ha cambiado totalmente desde que tomamos esa decisión. Tuvimos a nuestro Yago casi 10 años después de eso, y ahora podemos disfrutar de él, compartir mucho tiempo de calidad y nos ha llegado en un momento maravilloso. No solo yo estoy súper orgulloso de lo que ha conseguido y crecido mi mujer si no que, todavía más importante, lo está ella de si misma.Cuando tuvimos a Yago nos replanteamos la estructura familiar. Mi madre vivía sola en Galicia, cerca del resto de la familia, pero sola al fin y al cabo desde que falleció mi padre. Cuando Yago vino al mundo nos quedaba claro que necesitaríamos ayuda. Para mi no era evidente contar con mi madre, porque al final todos los hijos tenemos nuestros “issues” con nuestros padres. Pero siendo muy racionales y dándole vueltas a todas las opciones, apostamos por plantearle a mi madre que viniera con nosotros.
Esto ha supuesto retos para todos en la familia, claro está. Pero también muchas satisfacciones. Es maravilloso ver a tu hijo disfrutar cada día de su abuela. Ver a mi madre mucho más feliz y agradecida de poder disfrutar de su nieto. Mi mujer y yo también nos podemos permitir mucho más espacio personal y para los dos, así como fluir en lo profesional cuando toca. A mi también me ha servido para reconectar con mi madre, algo complejo pero también necesario, y también algo que agradecer ya que por desgracia no tuve la oportunidad de reconectar todo lo que hubiera querido con mi padre en su momento.
Tengo claro que algún día pasaremos de que mi madre nos ayude a cuidar al peque a ser nosotros los que cuidemos de ella. Creo que con este movimiento hemos alineado las soluciones a muchos problemas presentes y futuros de un solo movimiento.
Y me resulta muy curioso, porque desde relativamente joven había sentido que debemos emanciparnos, formar una familia y nunca volver atrás. Hay una cierta sensación de retroceso cuando tomas determinadas decisiones como volver a casa de tus padres o volver a vivir con ellos. Pero llegados a un punto en la vida, te das cuenta que hay muchos idealismos en nuestra cabeza, mucha paja mental, una ilusión de vida que no es. Todo es más sencillo, menos visceral.
Y no quiero decir que ninguna de estas decisiones sea mejor que las que puedan tomar otros. Bastante tengo con lidiar con mis propias decisiones y errores para decirle a nadie lo que tiene que hacer. Puede pasar que si tu tomaras alguna de ellas, te hiciera muy infeliz. Simplemente son las decisiones que a mi me han servido para acercarme donde quiero estar, alejándome de un camino en el que ya no creía.
Decisiones que nadie más tiene que compra. Que más da
Son decisiones de las que no suelo hablar mucho, y menos en conversaciones de sobremesa con gente que vive otras vidas. Me hace mucha gracia cuando cuentas alguna de estas cosas y todo son críticas y quejas para todo. Que si te tienes que ir a vivir lejos de Madrid entonces para qué tanto esfuerzo. Que si no puedes tener un hijo cuando quieres, pues entonces vaya mierda… Quejas, quejas y más quejas.
Todo el mundo quiere tenerlo todo sin renunciar a nada. Lo que es peor, se asume que deberíamos tener todo lo que queramos sin hacer grandes esfuerzos. Como si fuera gratis. Esa diferencia de expectativas con respecto a la realidad genera frustraciones irreversibles.
Para construir la vida que tu quieres, has de tomar decisiones no tan obvias que te acerquen a donde quieres ir.
Son decisiones que te alejan de la vida que otros sueñan o compran, por lo que casi nadie más te entenderá. Decisiones que van a hacer que otros digan que estás loco o te miren raro. Porque las decisiones más importantes, las que más retorno generan, son las que implican las mayores renuncias. Renunciar a estabilidad, renunciar a seguridad, renunciar a muchas posibles cosas que no sabes si quieres a cambio de tener unas pocas que realmente te mueven la aguja.
Pero qué más da. Cada uno de nosotros debemos asumir los riesgos y consecuencias de nuestras decisiones. Al igual que seremos quienes disfrutemos de forma consciente de los beneficios y nuevos caminos que se nos abren por delante.
Porque al final del día, da igual lo que diga el Estado (porque en el peor de los casos te puedes ir de aquí a cualquier otro lugar) y da igual lo que piensen son demás. Son tus decisiones las únicas que deberían marcan tu camino.
Corti, 8 de mayo de 2024.
Píldoras de crecimiento
Pero también era consciente de que había vivido muchos otros momentos similares. Momentos maravillosos delante mía. Momentos que no había reconocido en su momento por estar distraído en cualquier otro lado.
(En “El momento está ahí, pero el que no está eres tú”)
Hilos y otros pensamientos
Tu decides si te alegras porque a alguien le vaya bien o le buscas punta para acabar criticándole… (en LinkedIn)
La vida es eso que no debía ser, pero es… (en Twitter)
Mis otras cosas
🛒 Muy contento de poder aportar con un capítulo sobre plataformas tecnológicas en el libro blanco que ha lanzado ICEX sobre Comercio Electrónico Transfronterizo.
🎙️ En el podcast de Product Hackers volvemos a traer a súper Héctor Mainar, CDO de Sports Emotion, quién nos cuenta cómo crecieron un 70% en 6 meses y su camino cerquita de los 100M€ de facturación anual. ¡Vaya bestias!
🚀 En Escalando Agencias entrevistamos a Héctor Paz y Peter Lozano de Imascono (un estudio de realidad virtual/mixta/etc)
🤖 En La Tertul-IA (suscríbete a nuestra news) hablamos del estado de la IA en 2024 según Stanford
🎙️En Mumbler vamos a full con la IA y lanzamos auditranscripciones hechas con IA para facilitarle la vida a nuestros creadores de podcasts.
¡Montamos el megaevento de Growth!
El 25 de junio organizamos el Product Hackers Conference, el mayor evento de Growth de Europa. Traemos a Sean Ellis (creador del concepto de Growth Hacking), Yara Paoli (ex-VP de Growth de Skyscanner), Tomás Pueyo (CPO del unicornio europeo del eCommerce Ankorstore), Carmen Guerrero (CMO de Clikalia), etc.
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Estoy aprendiendo cosas de
🔥 Me está gustando mucho “Mixed Signals: How Incentives Really Work” de Uri Gneezy sobre incentivos.
Mis libros
En “PsychoGrowth I: Hackeando el cerebro de tus compradores” profundizo en cómo podemos usar los sesgos cognitivos y el funcionamiento del cerebro de nuestros usuarios para afectar a su toma de decisión.
En “Futuros Posibles” recopilo los mejores relatos de ciencia ficción que abordan cómo la ciencia y la tecnología van a moldear nuestra sociedad.
Igual estamos ante la mejor reflexión de toda esta newsletter sobre crecer....
Espectacular, amigo. Gracias por compartir, por abrirte, por explicar tan bien este tema.
Aquí uno que te entiende; que entiende vuestras decisiones :-)
Abrazo!
🎯 “La realidad es que me faltaba juicio crítico, me faltaba pensar por mí mismo…” ¡Justo en el blanco! 👏