Si no disfrutamos más no es porque no queramos, o porque no nos sucedan cosas para que disfrutemos. La realidad es que no disfrutamos más de las cosas porque no nos dejamos disfrutar.
Íbamos andando por la calle, dando un paseo tranquilo mi mujer y yo. Llevamos poco más de un mes en nuestra nueva casa, en una zona tranquila cerca del mar. Culminando algunos sueños y muchos años de sacrificios.
Nos hemos venido a vivir a Benicassim, al ladito de Castellón, donde por el precio de lo que nos costaba un piso en Madrid, hemos podido comprar una casita con espacio para tener dos despachos para poder trabajar en remoto con comodidad, un poco de jardín y una piscina.
Pagamos menos de hipoteca y gastos relacionados con la casa de lo que pagábamos de alquiler, estos últimos dos años y es un pequeño porcentaje del dinero total que entra en casa todos los meses. Llevamos casi 20 años viviendo juntos alquilados y hemos dado muchas vueltas a este paso, llegamos aquí después de muchos años de sacrificios, renuncias, apuestas personales y momentos de perderlo todo. Lo teníamos ya muy claro desde hace tiempo.
De hecho, hemos hecho una compra racional, por debajo incluso de nuestra capacidad económica, para ir con mucha tranquilidad y que la incertidumbre del emprendimiento no se entremezcle demasiado con las incertidumbres de la vida.
Aún así, en ese ratito de paseo, hablando con confianza de lo que nos salía de dentro, Montse me decía:
— ¿Te puedes creer que me siento mal por tener piscina? Me siento mal por tener algo de jardín, por poderme dar un paseo en la playa algún día que me queda un rato libre…
Y esas palabras me resonaron mucho, señalaban caminos mentales que también yo había recorrido en agotadores viajes en mi cabeza.
Por dar algo de contexto, los últimos casi 10 años, Montse los ha dedicado a fundar, crecer, gestionar y también sufrir Fotografía eCommerce. Un estudio de fotografía para tiendas online que nació en el salón de nuestra casa (que de día echaba el sofá a la terraza y se llenaba de focos) y que enseguida fue creciendo hasta convertirse en una empresa donde trabajan +30 personas y con un nivel de reto operativo importante.
En los últimos años la idea de cerrar la empresa por agotamiento ha sido una constante en la cabeza de Montse. El negocio crecía pero cada vez el reto era mayor y el retorno más complejo.
Montse consiguió vender la empresa en febrero de este año, prácticamente mientras hacíamos la mudanza y todavía no se ha sacudido el síndrome del impostor que le ha perseguido los últimos años (en especial en las situaciones límite) y las imágenes mentales que ha retenido de los momentos en los que se ha llegado a preparar para lo peor.
Después de la venta, debería haber sentido cierto alivio, cierta descarga de la mochila tan pesada que ahora ya no tiene que llevar ella (o al menos no sola), pero la realidad es que no se deja disfrutar a si misma de este nuevo bonito momento que está viviendo en otros aspectos de la vida.
Y es algo normal. En cuanto Montse me dijo que se sentía mal por algo tan tonto como tener una piscina en su casa, conecté inmediatamente con esa sensación.
En algunas ocasiones he hablado del cierre de BrainSINS, mi primer gran proyecto emprendedor (consciente) que tuvimos que cerrar 10 años después y que me marcó a muchos niveles. Una de las cicatrices que me he llevado de ese proyecto con sus múltiples años de penurias, fue la continua sensación de que no me puedo relajar, de que algo va a ir mal en cualquier momento.
Aprendí a no dejarme disfrutar.
No dejarme disfrutar por múltiples motivos, y es algo que he visto en otras personas que han vivido momentos extremos o que llevan grandes cargas de responsabilidad a sus espaldas:
A veces no nos dejamos disfrutar a nosotros mismos porque nos ponemos en modo autodefensa. Nos preparamos para algo malo que creemos que tiene que llegar (aunque no llegue).
Ese pensamiento autodefensivo a veces nos lleva a acabar sintiendo, como a mi me pasó, que de alguna forma, nos merecemos o nos hemos ganado que nos pasen cosas malas. Algún día profundizaré en esto, porque hay rincones muy oscuros donde no deberíamos dejarnos pasear.
A veces no nos dejamos disfrutar porque otros, cerca de nosotros, no tienen lo que nosotros tenemos. No acabamos de aceptar que cada uno toma sus decisiones, sus riesgos, tiene su suerte y sus retornos y que, en definitiva, esta vida caótica te da o te quita y lo único que puedes hacer es aceptarlo.
En ocasiones no nos dejamos disfrutar porque estamos viviendo alguna mala situación que bloquea cualquier cosa positiva. Hemos perdido a alguien querido, hemos sufrido una separación o cualquier otro motivo que nos genera dolor. Y nos encerramos en ese dolor, sin dejar que florezcan pequeñas situaciones que nos hacen un poquito felices. Como si un pequeño momento de disfrute fuera a poner en jaque la veracidad de nuestro dolor.
No nos dejamos disfrutar a nosotros mismos por muchos motivos que, en realidad, son ficciones que se apoderan de nuestra cabeza y nos hacen la vida más difícil.
Son ficciones casi ingobernables, pero ficciones al fin y al cabo, porque la realidad es algo tan crudo y directo que muchas veces no somos capaces de procesar.
Disfrutar, dejarse a uno disfrutar de pequeños y grandes momentos es un arte que hay que aprender. Como primer paso hay que ser consciente de cómo nos engañamos a nosotros mismos para no dejarnos disfrutar. Y luego trabajar, poco a poco, para que el disfrute y los buenos momentos vayan permeando poco a poco hasta que hagan florecer lo bonito que llevamos dentro.
Espero que Montse cada día se deje disfrutar un poco más. Durante años, durante mis momentos mas oscuros, ha sido mi faro y solo espero estar a la altura y acompañarla hasta que vaya viendo la luz.
En mi caso lo suyo me ha costado. Pero reconozco que gracias, entre otras cosas, a un regalo singular que he recibido estos últimos años, empiezo a disfrutar la vida de otra forma.
Y no lo olvides, hazme el favor… déjate disfrutar 😘
P.D: La historia de Montse con Fotografía eCommerce se merece un podcast, ¿no? Se aceptan votos para ese podcast en comentarios a este post y en redes sociales, así le damos vidilla :D
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Estoy aprendiendo cosas de
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Mis libros
En “PsychoGrowth I: Hackeando el cerebro de tus compradores” profundizo en cómo podemos usar los sesgos cognitivos y el funcionamiento del cerebro de nuestros usuarios para afectar a su toma de decisión.
En “Futuros Posibles” recopilo los mejores relatos de ciencia ficción que abordan cómo la ciencia y la tecnología van a moldear nuestra sociedad.
Voto Sí! Podcast con la historia de Montse!
Tendo una terraza desde que me mudé a Valencia el año pasado (del West Village en NYC), y estoy una disfrutona de ella. De hecho, casi todas las cosas que me flipan aquí (me encantó tu artículo sobre flipar, fue la primera cosa que leí por ti) son cosas que muchos considerarían muy básicos: tener terraza, el mar cerca, el Mercado Central, La arquitectura modernista, los tomates Raf, tomar anchoas y almendras con un vermut, pasear y ver el arte callejero ... ☺️