Tu equipo no es tu familia. Pero tu familia sí debe ser un equipo.
Equipos y familias: el error de tratarlos al revés
Hay una frase que se repite mucho en las empresas:
“Aquí somos una familia.”
Suena bonito, pero en realidad es una trampa.
Las familias están unidas por lazos inquebrantables. En una familia, no importa si alguien tiene un mal día, si baja su rendimiento o si comete errores: sigues siendo parte de ella. Una familia te quiere aunque falles. Una familia está ahí sin condiciones.
Pero un equipo de trabajo no funciona así. O no debería.
En un equipo, hay reglas de juego claras. Tienes que aportar valor, crecer, adaptarte. Y si en algún momento dejas de encajar, lo mejor para todos es que sigas otro camino. No porque haya falta de cariño o empatía, sino porque un equipo debe priorizar su misión por encima de los individuos.
Si confundes una empresa con una familia, te vuelves incapaz de tomar decisiones difíciles. Toleras lo que no deberías tolerar. Empiezas a asumir sacrificios personales en nombre del “bien común”. Y ahí es donde se desdibujan los límites, donde se pide compromiso sin reciprocidad, donde se exige lealtad más allá de lo razonable.
Un equipo puede ser cercano, puede cuidarse, puede generar relaciones increíbles, pero al final del día, no es una familia.
Pero una familia… una familia sí tiene que ser un equipo
Porque mientras en una empresa puedes ser reemplazado, en la vida real no hay suplentes.
Una familia tiene que funcionar como un equipo donde cada uno apoya al otro. Donde no todo el peso recae en una sola persona. Donde hay roles que se reparten y responsabilidades que se asumen en conjunto.
El problema es que muchas veces hacemos lo contrario. Tratamos al equipo como si fuera familia y a la familia como si fueran individuos desconectados.
Y lo notamos en los pequeños detalles:
En los padres que se sienten solos en la crianza, como si fuera un esfuerzo unilateral.
En las parejas que dejan de verse como compañeros de vida y empiezan a actuar como si cada uno estuviera en su propio carril.
En los hogares donde la comunicación se vuelve burocrática, donde cada quien va por su lado y el equipo deja de existir.
La familia no es un conjunto de personas que viven bajo el mismo techo. Es una red de apoyo mutuo. Es un equipo que juega para el mismo lado.
Y si no la cuidamos, si no la construimos intencionalmente, dejamos que la rutina la transforme en un grupo de desconocidos con la misma dirección en el DNI.
El equipo-familia
En un buen equipo-familia no se trata solo de apoyarse cuando las cosas van bien, sino de complementarse cuando las cosas se tuercen. De cubrirse las espaldas. De desafiarse cuando hace falta.
Yo tengo la suerte de tener una compañera de vida que es todo eso y más.
Es distinta a mí en mil cosas, pero conoce mis kriptonitas mejor que yo. Sabe cuándo una tontería me está drenando energía y, sin decir mucho, encuentra la forma de hacerme la vida más fácil. Ve mis puntos ciegos y, en lugar de señalarlos con juicio, los cubre con cariño. Y lo más importante: no solo se preocupa por mí, me reta empujándome a ser mejor.
Porque una familia de verdad no es la que te dice lo que quieres oír, sino la que te dice lo que necesitas escuchar.
Y en un mundo que te exige estar bien todo el tiempo, qué alivio es tener a alguien que te ayude a ser mejor sin que eso signifique dejar de ser tú.
El equilibrio está en entender la diferencia
No, tu empresa no es tu familia.
Y sí, tu familia necesita ser un equipo.
Si logramos entender esta diferencia, tomaremos mejores decisiones en ambos lados. Sabiendo hasta dónde dar en el trabajo, y hasta dónde sostener en casa.
Porque el verdadero éxito no es solo avanzar profesionalmente.
Es asegurarte de que, cuando mires a tu alrededor, sigues en el equipo correcto.
Corti, 13 de marzo de 2025
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Los equipos que más rinden NO son tu familia (aunque sí pueden ser tu comunidad).
La familia, en efecto, debe ser tu equipo #1. Los retos que surgen no deben personalizarse. El reto está ahí delante del "Equipo familia" para ser resuelto entre todos.
Y tan preciosamente explicado como siempre ♥️
Si no se encaja, se nota (por ambas partes). Y en el caso de no encajar en un equipo de trabajo, no pasa nada. Solo son negocios.