Desde que tengo hijo, y aunque todavía es muy pequeño y su mundo son otras cosas, a veces pienso me pierdo en pensamientos acerca de si algún día “le tendré que dar explicaciones” de algo.
Muchas veces me sirve de referencia para tratar de pensar si estoy abordando correctamente algo o no. Si a futuro se lo podré explicar a mi hijo, la cosa no va tan mal.
En el día a día también hay muchas situaciones donde tienes que dar explicaciones. Como poco para “vender” ideas o estrategias, para vender el por qué hacemos lo que hacemos y cómo lo hacemos tanto a socios, al equipo, a clientes…
Puede sonar saturante tener que dar tantas explicaciones. Y a veces uno se pierde mentalmente donde no debe.
Reflexionando sobre estos temas, hace tiempo que llegué a la conclusión de que, al final de nuestros días, uno solo tiene que rendir cuentas con una persona: uno mismo.
Todo lo demás es accesorio, porque si tu estás bien con lo que has hecho y como lo has hecho, todo lo demás sobra. Al igual que cuando no no está cómodo o de acuerdo con cómo se ha comportado en alguna ocasión, eso te puede perseguir y martirizar incluso aunque los demás te digan que ha estado bien.
También sirve como modelo de toma de decisión. Solemos ser más exigentes con nosotros mismos que con nadie más, por lo que nuestra vara de medir va a ser siempre más dura.
Además, si para ti mismo está bien pero para otra persona no, ¿qué más da? podemos controlar lo que nos parece a nosotros, podemos controlar cómo nos enfrentamos a las cosas, pero nunca podremos controlar lo que perciben y piensan los demás, incluso si es tu hijo.
Para mi es un modelo mental muy útil. Rendir cuentas conmigo mismo, que ya bastante es, y huir del incesante ruido que supone hacer caso a demasiadas personas.
El día que me muera (que espero que sea dentro de mucho pero que mucho tiempo), creo que tendré bastante si siento que me puedo ir tranquilo.
Idea loca
(Y si además de responder la encuesta me dejas tu opinión sobre la idea del podcast en comentarios, mejor, que así saco más info de si tiene sentido. Gracias!)
Donde más leerme/escucharme
En “PsychoGrowth I: Hackeando el cerebro de tus compradores” profundizo en cómo podemos usar los sesgos cognitivos y el funcionamiento del cerebro de nuestros usuarios para afectar a su toma de decisión.
En “Futuros Posibles” recopilo los mejores relatos de ciencia ficción que abordan cómo la ciencia y la tecnología van a moldear nuestra sociedad.
En “La Tertu-IA” hablamos de los últimos avances de la Inteligencia Artificial desde la perspectiva de los negocios, con nuestra newsletter y podcast semanal.
No sé si alimentar a la bestia de la producción de pódcast es bueno para cualquiera... Aunque he votado que sí, creo que este tipo de contenido tiene mucho sentido para leerlo y reflexionarlo dedicando el 100% de la atención. Así que no tengas prisa en sacar otro pódcast :)
Rendir cuentas (para mí) es acto sin sentido, si has hecho bien las cosas.
Me explico:
Hace tiempo tomé unas decisiones que me reprochaba y me daban muchos dolores de cabeza (Literalmente).
Me sentía desequilibrado, hasta que me vi al espejo(literalmente de nuevo) y me dije:
- si pudiese volver al pasado lo hubiese hecho de la misma manera.
¡El malestar se fue!!!
No se trata de rendirse cuentas, se trata de actuar bajo un esquema simple: Haz lo mejor que puedas.
Reprocharse es un acto de auto-tiranía sin sentido.
Es como aquella persona que responde frente a un problema ajeno con el clásico:
- Si yo fuera tú, no habría hecho eso...
El problema es que si fuéramos otro, seriamos ese otro y haríamos exactamente lo mismo.
¿A qué voy?
Haz lo mejor que puedas, en el momento presente, con las herramientas que cuentas.
Y deja los reproches para otra vida.
Ahora bien, no estoy diciendo que no existan consecuencias en nuestros actos, el cuerpo mismo es un recordatorio de que todo el bien o el mal que hacemos tiene (Tarde o temprano) sus consecuencias.
Rendirse cuentas es un acto que para mí (en el sentido moral, no orgánico, no del cuerpo) no tiene sentido, o al menos trato de que no lo tenga.