Muy viejo, decrépito, apenas podía moverse. Había vivido todo lo que se esperaba de él y algo más. Hacía tantos años que estaba tan cansado vitalmente como para desear morirse más que hacer otra cosa.
Un extraño se acercó. De pie, al lado de su cama, le cogió la mano y le dijo:
— Estás a punto de morir, pero aún quedan unos minutos. ¿Te arrepientes de algo de tu vida?
— He vivido como he querido, aunque hace mucho que ya no lo disfruto. Si de algo me arrepiento es de no haber disfrutado más de los míos. Si pudiera volver atrás…
Según terminaba de decir esas palabras, el extraño envuelto en sombras cerró un puño con fuerza y empezó a brillar con una luz morada tan oscura que no entendía como podía iluminar tanto el lugar.
Despertó en la misma cama. Pero ya no estaba todo oscuro ni olía a rancio. La luz quería hacerse hueco a través de las cortinas y algo de aire fresco parecía entrar por la ventana abierta.
Se levantó y abrió la cortina. La luz entró con tanta fuerza que casi lo tira para atrás de la impresión. Extrañamente fue capaz de dar un paso a un lado con mucha rapidez para poder estabilizarse.
Se sentía más vital que nunca, lleno de vida.
Fue al lavabo a lavarse la cara. Hacía meses que no se sentía con las fuerzas como para encargarse él mismo de su propio aseo.
Abrió el grifo como si fuera algo fácil, cuando durante años le había costado dar vueltas a ese endiablado invento. Llenó las manos de agua y cuando fue a echársela en la cara se dio cuenta que el que se reflejaba en el espejo no era él…
Bueno, no era el de ahora. Era lo que recordaba de si mismo hace, como poco, 50 años.
Detrás de él apareció una leve bruma, y de esa bruma apareció una figura. No se veía igual, eso quizás sería por su vista, pero reconocía que era la figura de ese extraño que, hace apenas unos minutos según sus sensaciones, había estado a su lado en la cama, a punto de morar.
— Te he traído 50 años atrás en tu vida. Tienes lo que tenías hace 50 años, los mismos recursos, tu misma familia, el mismo dinero en el banco… Eso si, ahora tienes mucha más experiencia. Puedes volver a vivir tu vida para no arrepentirte de nada la próxima vez que venga a recoger tu vida.
— No se ni como agradecerte esto. De hecho, no entiendo ni que sea real. Pero siento que no puede ser mentira. Te lo agradezco de corazón y espero tardar mucho en volverte a ver.
La figura desapareció envuelta en la misma bruma con la que se vino y nuestro personaje se dedicó a vivir.
Pasaron otros 50 años y llegamos a la misma habitación y misma situación. La muerte vuelve a aparecer.
— Estás a punto de morir, pero aún quedan unos minutos. ¿Te arrepientes de algo de tu vida?
— He vivido como he querido, aunque hace mucho que ya no lo disfruto. Eso si, si de algo me arrepiento es de no haber disfrutado más de los míos. Si pudiera volver atrás…
Tumbado en la cama pensaba algo que no pensó la anterior vez. Como persona mayor, ya sin fuerzas y desgastado de la vida, todo le pesaba. Su anhelo era disfrutar más con los suyos porque no tenía energías para otra cosa. Pero cuando tuvo energías de nuevo volvió a hacer mil cosas que le llenaban de multitud de otras formas.
Disfrutó algo más de su familia y sus amigos, claro que si, pero también trabajó, se arriesgó, vivió al máximo en muchos otros aspectos. Era maravilloso volver a tener la energía que se tenía a los 30 años y eso era una oportunidad que no se podía desperdiciar.
Ahora, cansado, era fácil anhelar la compañía de los que si tenían energías para otras cosas. Pero también sería egoísta reclamarles más atención.
Ese era el juego, un juego que siempre ha sido así y siempre lo será, una rueda eterna donde nunca tenemos lo que queremos si no lo que nos podemos permitir.
Él sonreía mientras pensaba todo esto porque, a pesar de muy cansado, era consciente, más que nunca, de lo que significaba vivir.
La muerte también sonreía porque tenía ganas de jugar. Para la muerte era como una mascota, un hámster en una rueda que nunca pararía. Así que volvió a apretar el puño y la cegadora luz morada y oscura dio lugar a otra iteración de este virtuoso círculo.
Otra vez esa luz que se cuela por la habitación y ese aire entrando por donde puede que sabe a auténtica vida…
Lo de vieja en “la vieja Europa” no es trivial.
En 2021, la edad mediana de los europeos se ha colocado en los 44.1 años, un incremento de 2.5 años desde el 2011. Esto quiere decir que el 50% de los europeos es mayor de 44.1 años.
Ya tenemos más de un 20% de la población por encima de los 65 años, con algunas regiones como Italia donde el 23.5% de la población se encuentra en ese segmento de edad.
Si lo ponemos en contexto, apreciamos todavía mejor lo mayores que estamos. Aquí las edades medianas de distintos países/regiones:
India: 28.7
México: 29.2
Brasil: 33.2
Australia: 37.5
China: 38.4
Estados Unidos: 38.8
Reino Unido: 40.6
España: 43.9
Europa: 44.1
Alemania: 47.8
Japón: 48.6
Europa son mis vecinos (buena gente), jubilados ya los dos. Viajando mucho por los sitios a los que han viajado toda su vida, pero sin variar, sin innovar. Viviendo en la casa enfrente a la mía el resto del tiempo, tranquilos, sin molestar.
Encerrados 24x7 en su casa durante el verano, con el aire acondicionado a tope porque el sol molesta en la piel y el calor no hay quien lo aguante.
Casi avergonzados porque tendemos la ropa en nuestro jardín y el pudor de poder ver unas grandes calzoncillos desde su azotea les aterra. Pero sin quejarse ni dejar de poner la sonrisa porque no quieren problemas, mejor no molestar.
Encantados de tener vecinos cerca para no estar totalmente solos, y por miedo a que venga alguien de fuera a robar.
Recordando que hace 30 años todo sabía, olía y sonaba mejor (aunque no hayan probado nada nuevo desde entonces). Viendo pasar los días, sin más.
A Europa ya no le preocupa crecer, le preocupa no molestar.
Mis otras cosas
Hablamos con David Carro, Head of Digital Unit de Vodafone, sobre cómo han integrado la Cultura de la Experimentación y son capaces de realizar más de 200 experimentos y 420 casos de personalización al año.
En Mumbler charlamos Pol y yo sobre la importancia de construir una audiencia REAL para tus contenidos.
Estoy aprendiendo cosas de
Ricardo Tayar, que es un crack de primera, se defiende muy bien de los ataques velados de los cracks de Itnig a un modelo basado en consultoría.
Victor Rodado entrevista a María Sajim sobre comunidades. Dos amigos, dos pedazo de cracks y un pedazo de tema. Te pones una copita mientras les escuchas y lo petas.
Mis libros
En “PsychoGrowth I: Hackeando el cerebro de tus compradores” profundizo en cómo podemos usar los sesgos cognitivos y el funcionamiento del cerebro de nuestros usuarios para afectar a su toma de decisión.
En “Futuros Posibles” recopilo los mejores relatos de ciencia ficción que abordan cómo la ciencia y la tecnología van a moldear nuestra sociedad.
Morir de viejos
Muy buena, como siempre. Mucho para pensar en un largo paseo ;-)
Al protagonista le diría:
"no pierdes tus fuerzas por hacerte viejo; te haces viejo por perder tus fuerzas"
Mantén tu fuerza (física, mental, espiritual) y no sólo vivirás más, vivirás mejor.
Y tal vez, sólo tal vez, entonces llegues a la casilla final con la sensación de haber hecho todo lo que tenías que hacer.
O no ;)