Me comentaba un compi de Product Hackers que tiene un amigo muy fan de nuestro podcast. Pero que se preguntaba si realmente me flipan tantas cosas como voy diciendo en distintos episodios.
La verdad es que tiendo a ser efusivo en las entrevistas, y lo de “me flipa” lo repito sin parar 😂
Y esto no es algo que haga porque soy así de fábrica, pero (aunque suene contradictorio) si me sale de dentro. Es el resultado de una reprogramación interna, una decisión consciente que tome hace años para redefinir mi forma de ver el mundo.
Pero antes de llegar ahí, me alejo y cojo contexto.
Estamos expuestos cada día a más información, más estímulos, más avances y tecnología. Desde hace tiempo, ya casi nada nos parece nuevo, porque las grandes novedades de hoy ya estaban presentes en las películas, series o libros de hace un par de décadas.
Parece que lo hemos visto todo. Hace apenas poco más de 50 años, el mundo entero se paralizó para ver cómo el hombre ponía el pie en la luna. A día de hoy podríamos poner una ciudad entera en Marte que habría mucha gente que no le daría importancia.
Hemos leído y visto tantas historias de éxito que ya todo nos parece excesivamente accesible. Aún sin haber conseguido nada por nosotros mismos, no somos capaces de valorar los grandes (o pequeños) éxitos que consiguen los demás. Porque ya todo parece visto.
Lo que se lleva es criticar a quien lo consigue, sin tener ni idea realmente de cómo se podría hacer semejante hazaña. Pero es que tu ya viste a un americano por Twitter que ponía un hilo sobre cómo lograrlo, así que debe de ser una absoluta tontería.
Los grandes empresarios de nuestro país son unos mierdas hagan lo que hagan. Si donan a la sanidad pública porque donan, si no porque “nos lo roban”. Los científicos no tienen ni idea de lo que hablan porque nos gusta más lo que dice el Tiktoker antivacunas de turno. Cuando alguien tiene éxito seguro que tenía apellido compuesto o vete tu a saber los chanchullos que habrá hecho.
Alegrarte públicamente y de corazón de los éxitos ajenos está mal visto, ya no se lleva. Siempre hay que sacarle punta a todo porque hay que tener algo afilado para poder hacer daño y soltar por ahí nuestra ira y frustración.
Vivimos en una sociedad descreída, que ha perdido su ilusión, que ya no tiene alma. El fin de la infancia.
Y no se llega a esta situación porque sí. Se llega tomando muchas decisiones conscientes. Decides que no te vas a creer lo que estás escuchando de la otra persona porque seguro que es mentira o algo oculta. Y decides que vas a contestar de malas formas un tweet porque asumes que el que lo ha escrito debe de ser gilipollas.
En el fondo, decides preservar tu ego y tu orgullo y anteponerlo a cualquier otra cosa. Cuesta entender que si otros consiguen lo que tu has conseguido, eso no dice menos de ti. Que esto no es una competición, ni mucho menos. La vida va de estar haciendo cosas y pillar olas.
Al igual que puedes decidir conscientemente todo este tipo de cosas, hace unos años yo decidí que me iba a flipar este mundo. Me iba a flipar todo lo que hiciera. Al menos lo iba a intentar con todas mis fuerzas.
Dejé de ser un descreído y aparqué la actitud cínica que nos rodea. Decidí que iba a disfrutar del éxito ajeno. Que iba a alegrarme de la felicidad de los demás. Que iba a celebrar los logos de la gente que quiero. Y es más, que me iba a alegrar de todo lo que le fuera bien a alguien que conociera. Que iba a presuponer siempre lo bueno, y si me equivocaba estaría dispuesto a pagar el precio.
Esta vida es tan dura como tu quieres que sea. Por lo general hay pocos días fáciles, pero a todos le puedes sacar brillo. Ahora bien, si te empeñas, todos los días pueden ser oscuros y fríos como una noche en la estepa siberiana.
Como todos, tengo muchos días que serían para tirar al cubo de la basura. Pero en casi todos ellos, con la actitud adecuada, encuentras algo por lo que alegrarte.
No es fácil ni ocurre sin esforzarse, pero si enseñas a tu cerebro a alegrarte por los demás, llega un día donde lees un tweet con una buena noticia de alguien a quien tienes cariño, y te acaba alegrando la semana.
Cuando estás predispuesto a que te flipen las cosas, te sientas delante de gente maravillosa y no puedes más que disfrutar sintiendo lo acojonantemente interesante que también puede ser este mundo.
Te puedes alegrar por estar viviendo una vida llena de privilegios, en lugar de centrar tu mirada en todo lo que no tienes. En mi caso puedo trabajar en lo que me gusta, elegir lo que hago a cada momento, crear multitud de cosas y, sobre todo, hablar y trabajar con gente maravillosa. Hace años mi mente obviaba todo esto, a día de hoy lo disfruto a cada día.
Me flipa ponerme a hablar con quien hace no mucho fue un niño soñando con cohetes que van al espacio, ese sueño se tornó en obsesión y no ha parado de trabajar y pegarse con todo lo inimaginable hasta que ha construido un cohete de verdad a pocos kilómetros de mi propia casa y está a puntito de poner el primer cohete español en salir a órbita.
Me flipa que un chaval con mucha energía pero sin saber muy bien qué hacía, lo haya dejado todo para irse a Australia, empezar a trabajar de camarero y acabar montando un negocio que factura más de 20 millones de euros.
Me flipa que mi amigo Juan Pablo Tejela haya sido capaz de crear un proyecto desde cero, sin tener ni idea de emprender ni inversión, y haya construido un producto que se usa en todo el mundo y que factura 5 millones de euros al año y no para de crecer.
Me flipa que otro gallego de pro esté creando una marca de motocicletas eléctricas que lo está petando o que unos chavales asquerosamente jóvenes hayan decidido crear sustitutos de la carne basados en plantas y lo estén petando a lo grande.
Cuando lo has intentado una y mil veces, cuando sabes lo difícil que es, cuando sabes que para conseguir la más mínima cosa te tienes que dar hostias sin parar, cuando sabes que crear, construir algo supone levantarte una y mil veces, cuando sabes que para llegar ahí te ha tocado estar sufriendo como un cabrón pero poner buena cara y dejarte las narices en conseguir que las cosas salgan… cuando sabes todo esto, ¿cómo no vas a flipar cuando hablas con la gente que lo ha hecho realidad o lo siguen intentando?
“Me flipa” es una actitud, es una forma de ver el mundo. Es una forma de combatir el ‘haterismo’ predominante y conseguir energía extra para tí mismo.
“Me flipa” es una decisión consciente, que al principio cuesta, pero luego permea y se convierte en parte de ti. Es una decisión que te saca sonrisas verdaderas cuando no estarías para ellas. Es una pose que te cambia por dentro.
“Me flipa” es una forma de respetar a de quiénes te inspiras. Es una forma de reconocer que todo en esta vida es muy difícil y que cada logro tiene un mérito que pocas veces sabemos ver.
“Me flipa” lo puedes hacer tu, y lo podemos hacer todos. Y no tiene por qué ser siempre, pero si lo suficiente como para descontaminarnos de nuestra propia tontería.
Puedes darlo por hecho (yo lo he hecho durante mucho tiempo) o puedes flipar porque del absoluto caos cósmico haya surgido pequeños organismos unicelulares y de ahí, durante cientos de miles de millones de años, estos organismos hayan empezado a colaborar unos con otros formando estructuras cada vez más complejas hasta llegar a crearnos a nosotros. Cuando te paras un minuto y lo piensas, es realmente flipante.
Cada día me flipan más las cosas, me flipa más la gente con la que tengo el auténtico privilegio de poder conversar, me flipa más lo que consiguen, me flipa más ver a chavales jovenes a rabiar arriesgándose a hacer cosas distintas, me flipa compartir camino con gente que me completa, me flipa más trabajar codo con codo con gente a la que admiro.
Porque hay muchos días duros, pero siempre puedes levantar la mirada, abstraerte de todo y decir… joder, me flipa mi vida.
Mis otras cosas
En el podcast de Product Hackers flipamos con Guillem Hernández, que con 27 años ha dejado su agencia de Shopify (Crisp) de casi 30 personas, funcionando a todo rendimiento sin necesitarle a él (era el CEO) y ha lanzado Eleva, una DNVB de mesas elevables que ya factura unos 200.000€. Nunca mejor dicho: flipante.
En Mumbler vamos a abrir una ronda de inversión. Si te interesa el mundo de los creadores de contenidos y darle opciones de monetización, quizás te apetezca acompañarnos. Si es así, puedes apuntarte aquí y te comentamos más info 😃.
En Product Hackers estamos buscando muchos perfiles top en áreas tan distintas como ventas, Growth, analítica… Si te apetece subirte a nuestra nave, aquí las tienes.
Estoy aprendiendo cosas de
Estoy disfrutando mucho de “El Futuro de la Humanidad” de Michio Kaku. Una revisión del estado al que se encuentra la humanidad a nivel cientifico-tecnológico para escapar a nuestra posible extinción e irnos a colonizar otros planetas y galaxias.
Me he enganchado bastante a “Pata Negra, Alfombra Roja” de los cracks Maxi Portes de Vitamina Jota y Manuel Mas (Mundo Alfombra). Maxi y Manuel son dos emprendedores online (y dos remajos) que comparten sus experiencias en el mundo del eCommerce, así como toda esa parte que no se ve de los negocios online.
Mis libros
En “PsychoGrowth I: Hackeando el cerebro de tus compradores” profundizo en cómo podemos usar los sesgos cognitivos y el funcionamiento del cerebro de nuestros usuarios para afectar a su toma de decisión.
En “Futuros Posibles” recopilo los mejores relatos de ciencia ficción que abordan cómo la ciencia y la tecnología van a moldear nuestra sociedad.
Qué bonito alegrarse del "éxito" de nuestro entorno.
Me flipa el texto Corti! abrazo fuerte!
Comparto 100%. Me flipa tener a golpe de tuit a gente que aporta. También me flipa conocer, conectar y ver qué hay detrás de las personas, conocer su historia y el por qué y cómo han llegado hasta aquí. Gracias por compartirlo Corti ⚡️