El otro día cumplí 43 años, y lejos de tener 43 aprendizajes para compartir, me doy cuenta que cada año que me da la vida, más me queda por explorar.
Cuando llegas a una determinada edad y experiencia, te das cuenta que cada cierto tiempo te replanteas, de forma profunda, cómo ves y vives la vida. Un “back to the basics” en toda regla.
La vida es muy simple porque con unos básicos bien cubiertos puedes surfear cualquier situación. Pero a la vez es muy compleja porque esos básicos se aprenden y reaprenden una y otra vez… a fuego.
Los años y la experiencia traen el responsabilizarte cada vez de más gente. De nuestros equipos, socios y partners en el terreno profesional, y de nuestros hijos y familia en el personal.
Y cuando empiezas a asumir y entender esta responsabilidad, también acabas haciendo una vuelta a los básicos al darte cuenta que, para poder estar para todos, primero has de estar para ti mismo.
Y no es obvio, ya que el día a día te lleva a preocuparte por todos los que te rodean. Te llena de situaciones donde tienes que dejar de lado tus planes para atender situaciones en el trabajo y o en tu familia. Y siempre hay alguna excusa importante para no dedicarte lo suficiente a estar bien.
Si has volado en avión, habrás escuchado alguna vez eso de: “[…] los pasajeros que viajen con niños, deben colocarse la máscara a ellos mismos primero, y después colocársela a los niños”.
Es un gran ejemplo de la importancia de cuidarse a uno mismo. Si no te pones la máscara asegurándote el respirar, lo más probable es que mueras y no puedas ayudar a tu hijo en todas las situaciones que puedan estar por venir. Y, con lo poco probable es que salten esas mascarillas de emergencia, seguramente las situaciones serán muy complejas.
Estar bien nosotros es la base para poder ayudar a quiénes queramos ayudar. Si no estamos bien, podremos ayudar en situaciones puntuales, pero muy seguramente generemos más problemas que otra cosa: estar de mala leche en casa, tener una actitud pesimista en el trabajo, etc.
Después de darle mil vueltas, he encontrado 4 pilares para ponerse a uno mismo en el lugar adecuado, para trabajar el cuidarse día a día para facilitar llegar un punto donde seamos mejores para los demás… y para nosotros mismos.
1. (Re)compra tu tiempo
Tengo todavía pendiente publicar un resumen de “Buy Back Your Time” de Dan Martell, que es la clave para este punto. Vendrá en breve, palabrita, que para mi ha sido un gran descubrimiento.
El concepto clave que transmite Dan Martell en este libro es que debemos estar continuamente entendiendo cómo podemos “recomprar” nuestro tiempo para dedicarnos ese tiempo a nosotros mismos o a realizar tareas de más valor añadido.
Un claro ejemplo: cuando emprendes, te toca hacer de todo, pero según vas creciendo muchas veces ocurre que estás ya generando una buena cantidad de dinero pero sigues agobiándote con los temas administrativos que te quitan la vida. Es algo fácilmente subcontratable y donde añades poco valor añadido. Reinvertir parte del dinero que generas en recomprar ese tiempo, permitirá que vivas más feliz y que puedas dedicar ese tiempo a generar nuevo negocio o atacar nuevas oportunidades.
En mi caso tengo mi plan ir recomprando tiempo delegando más tareas donde aporto poco valor, o incluso algunas tareas muy ligadas a mi (como mi podcast) que quiero ir delegando para permitirme explorar oportunidades más grandes y nuevos caminos.
Dentro de esta parte, incluyo también el uso de redes sociales. No hay una recompra de tiempo más fácil, directa y beneficiosa que dejar de estar todo el día revisando notificaciones del móvil y viendo mierda en redes sociales. Para mi es un gran estresor y estoy tratando de irme quitando poco a poco.
2. (Re)formula la forma en la que te hablas y te tratas
Solemos ser nosotros mismos los que peor nos tratamos. No en vano, somos quiénes lidiamos día a día con quiénes somos de verdad, con todos esos miedos no expresados, esas taras que intentamos ocultar y quienes conocemos cada incoherencia de nuestro pensamiento.
Lo que no nos supone un problema si alguien se equivoca, se convierte en muchas ocasiones en una gran tragedia cuando nosotros cometemos el error. La autoexigencia que nos imponemos en nuestro trabajo en en nuestros proyectos, es varios órdenes de magnitud de lo que esperamos de los demás (y también de nuestra capacidad real).
Todo esto nos lleva a que, en muchas ocasiones, la conversación interior que mantenemos con nosotros mismos no sea una conversación amable, si no un potro de tortura mental.
Tratar de mejorar, si, claro esta, pero perdonándonos a nosotros mismos los errores nada más ocurran. Exigirnos para llegar donde queremos tiene lógica como motivación y empuje, siempre que seamos capaces de equilibrarlo con una auto-palmadita en la espalda cuando no llegamos porque no podemos más.
No creo que esto vaya de dejar de exigirse o dejar de mejorar, pero si de mantener una conversación en otros términos. Una conversación donde el error, el fallo, el no cumplir expectativas no sea un drama, si no la más normal de las realidades. Entender que esto va de iterar y de, en definitiva, surfear lo que nos va viniendo.
Me resulta imposible asegurar que voy a hablarme bien todo el rato, pero lo que si que he sido capaz de hacer es, cuando me doy cuenta que me estoy hablando mal, parar esa conversación interior y reformularla con otros términos. Dejar de machacarme y fustigarme e intentar llevar esos pensamientos a algún sitio más productivo.
3. (Re)genera tu cuerpo
Cuando de pequeño escuchaba eso de “mens sana in corpore sano”, me sonaba más a recomendación de abuelo cebolleta o a refranario romano sin fundamento que a una realidad.
Pero con el tiempo lo entiendes. La mente no tiene escape por si misma, es prisionera de tu cuerpo y, de hecho, casi todo lo que procesa viene de estímulos o sensaciones de tu cuerpo.
Resulta imposible mantener una mente equilibrada si tu cuerpo está dándole malas señales.
Para mi la única forma de poder atacar la ansiedad de forma instantánea es con respiraciones profundas y ejercicios de fuerza. Y una forma de alejarla de mi o de evitar que venga con mucha fuerza, es mantener el hábito de salir con la bici y pegarme una buena paliza.
Un cuerpo ejercitado, entre otras cosas, es un cuerpo cansado que intenta que tu mente desconecte y descanse, evitando que entren pensamientos contaminantes que no deben estar en ese momento.
En mi caso ya estoy cogiendo bastante consistencia tanto en sesiones de bici (3-4 sesiones de 1-2 horas a la semana) como sesiones de caminar a buen paso mientras estoy en llamadas o aprovechando el rato (una media de 15.000 pasos al día) y sesiones de ejercicio de fuerza (unas 3 sesiones con kettlebells a la semana).
Lo que me falta es ponerme más en serio con la alimentación, que es donde pago la ansiedad cuando no hago ejercicio y, creo, retroalimenta la propia ansiedad. Y mi objetivo de este año es algo no tan potente como la operación reset de Samuel Gil, pero cercano en cuanto a poder transformador.
4. (Re)conectar y (Re)lacionarte
El gran Manuel Mesa me apuntaba este punto que es vital, aunque lo había dejado sin tocar en la primera versión de este artículo. Quizás porque siento que es el que tengo más armado, pero eso no quita que sea igualmente importante.
El ser humano es un ser social, e incluso los introvertidos nos vemos beneficiados de conexiones sociales relevantes y que nos aportan.
Trabajar nuestras conexiones sociales con familia, amigos, socios, equipo… ser capaz de cortar aquellas relaciones que nos hacen daño y no nos aportan, pero regenerar conexiones con personas que nos aportan o nos hacen sentirnos bien, puede suponer una mejora en nuestra calidad de vida y felicidad muy importante.
Muchas veces tratamos esta parte como algo impuesto. Sintiendo que tenemos las relaciones que tenemos y que es algo difícil de cambiar. Pero cuando le das la importancia que se merece, acabas desarrollando un ecosistema de gente que te ayudan a llegar mucho más lejos.
Conclusiones
En definitiva, este año busco regenerarme y para ello me voy a apoyar en estos 3 pilares. Me viene bien tenerlos “definidos” porque así puedo tener un faro visible cada vez que me pierda en el camino, tener un relato interior que me de fuerzas y dirección.
Sean estos u otros los pilares que a ti te aporten, lo importante es que, en todo momento tengamos clara la importancia de cuidarse a uno mismo. De ser nuestro foco personal, para poder estar al servicio de los que más queremos con mayores garantías y también, porque no, para estar mejor nosotros mismos y ser más felices.
Mis otras cosas
📝 En Mumbler estamos analizando la retención de los podcasts en YouTube para poder dar luz sobre un tema del que hay muy poca información. Si tienes un podcast que emites por YouTube, te agradecemos mucho si nos echas un cable contestando esta breve encuesta :)
🎙️ En el podcast de Product Hackers entrevistamos a Pablo Reboiro, nuevo CEO (y anterior responsable de Growth) de N26 para España y Portugal.
🎙️ En la TertulIA hablamos con Frankie Carrero y Fares Kameli sobre IA en Adquisición, AutoML e impacto de IA Generativa en la productividad.
Estoy aprendiendo cosas de
🪄 Estoy escuchando “La guía del mago frugal”, segunda novela secreta de Brandon Sanderson. Una interesante novela de fantasía centrada en un medioveo en una dimensión paralela, muy similar a la nuestra, pero no igual.
Mis libros
En “PsychoGrowth I: Hackeando el cerebro de tus compradores” profundizo en cómo podemos usar los sesgos cognitivos y el funcionamiento del cerebro de nuestros usuarios para afectar a su toma de decisión.
En “Futuros Posibles” recopilo los mejores relatos de ciencia ficción que abordan cómo la ciencia y la tecnología van a moldear nuestra sociedad.
Todo correcto. Prosiga. 😊😀💪🏻✅
Creo que volver a los orígenes y echar un ojo al camino recorrido siempre te aporta algo positivo. Exceptuando aquellos momentos en los que tocas fondo, qué trabajito nos cuesta parar y ponerlo en práctica!