El poder de ser un generalista en un mundo de especialistas
Cuando conectar mundos vale más que profundizar en uno solo
Cuando me enfrenté a decidir qué carrera hacer me di cuenta que quería cosas muy distintas. Me encantaba el periodismo por esa parte de investigación y de escribir historias. La arquitectura que me permitía construir cosas brutales. Y la informática porque me conectaba con los universos de ciencia ficción que tanto había leído durante toda mi adolescencia.
Pero había que elegir algo concreto, no se podía hacer todo. Como nos dicen muchas veces a lo largo de nuestra vida, “tienes que especializarte en algo si quieres ser exitoso”.
Estudié informática, pero solo para darme cuenta que era una plataforma que me daba acceso a mil mundos. La podía aplicar a la exploración espacial (estuve un tiempo haciendo análisis de clústeres de estrellas con técnicas de minería de datos), a la lingüística (con sistemas de procesamiento del lenguaje), a la detección del fraude fiscal (en mis años como consultor en la AEAT)…
La realidad es que nunca he sido solo una cosa. Siempre me ha interesado aprender de muchos mundos, conectar puntos entre disciplinas que parecen no tener nada que ver. Y con el tiempo, descubrí que eso era una fortaleza, no una debilidad.
Nos han vendido un mito: “Sé el mejor en una sola cosa”
Vivimos en un mundo que premia la especialización. Queremos al mejor cirujano, al mejor programador, al mejor inversor. Nos han dicho que para destacar hay que profundizar hasta el fondo en un solo tema y convertirnos en “expertos”.
Pero hay un problema con esa narrativa: el mundo real no funciona en silos.
La mayoría de las grandes innovaciones no vienen de especialistas encerrados en su propio mundo, sino de personas que han sabido conectar ideas de distintos campos.
Leonardo da Vinci era pintor, inventor, anatomista y arquitecto. Su genio no estaba en ser el mejor en una sola cosa, sino en unir arte, ciencia e ingeniería.
Steve Jobs no era ingeniero, pero entendía de tecnología, diseño, marketing y psicología del consumidor. Esa mezcla lo hizo revolucionar la industria.
Elon Musk no es solo un empresario; es alguien que entiende de física, ingeniería, negocios y visión a largo plazo.
Lo que los hizo únicos no fue ser especialistas en una sola cosa, sino tener la capacidad de cruzar mundos y pensar diferente.
Ser generalista es una ventaja oculta
Aprender de muchos temas y explorar diferentes disciplinas no es una distracción, es una forma de ver lo que otros no ven. Cuando mezclas conocimientos, puedes:
Resolver problemas de manera creativa, porque no piensas dentro de una sola caja.
Adaptarte a cualquier industria o rol, porque tienes una visión más amplia.
Conectar personas e ideas que, en apariencia, no tienen relación.
No depender de una sola habilidad en un mundo que cambia constantemente.
Los especialistas son geniales para profundizar, pero los generalistas son los que crean nuevas conexiones entre mundos. Y ahí es donde ocurre la verdadera magia.
Todavía recuerdo la primera vez que fui, acompañado de mi “hermano” Frankie Carrero, a un congreso sobre sistemas de recomendación. Era un área bastante nueva de la inteligencia artificial. Y casi todo lo que se presentaba como novedad en ese congreso, eran ideas que conocíamos muy bien, desde hacía años, en el área de procesamiento del lenguaje y recuperación de información. Esa experiencia me dejo claro el valor de coger pequeñas ideas establecidas ya en un mundo y llevarlas a un mundo nuevo a que generen nuevas raíces y conexiones.
Cómo encontrar valor en la amplitud y no solo en la profundidad
Si sientes que te interesa todo y que nunca has encontrado “tu única cosa”, no estás perdido. Al contrario, puede que tengas una ventaja.
Algunas formas de aprovecharlo:
1️⃣ Abraza tu curiosidad. No te limites a aprender solo sobre lo que “parece útil”. La innovación viene de los cruces inesperados.
2️⃣ Juega con combinaciones. ¿Tienes habilidades en marketing y tecnología? ¿En arte y psicología? ¿En negocios y música? Ahí hay oportunidades de mucho valor.
3️⃣ Aprende a traducir entre mundos. Los generalistas muchas veces actúan como puentes entre especialistas que no saben comunicarse entre sí.
Al final, no se trata de elegir entre ser generalista o especialista. Se trata de saber cuándo explorar y cuándo profundizar.
Porque en un mundo que cambia rápido, y más con el auge de la IA y la facilidad de acceder a conocimiento específico, el que puede adaptarse y conectar ideas siempre tendrá una ventaja.
Corti, 13 de febrero de 2024
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Estoy de acuerdo contigo. Pienso, que los planes de estudio deberían estar abiertos a una mayor mezcla entre distintos campos del saber. A las carreras de ciencias les faltan cosas de las humanidades, y las de humanidades, les faltan aspectos científicos. Sin embargo, creo que lo realmente importante es que las personas con estos conocimientos sean capaces de trabajar en equipo, aportando cada una su grano de arena. Nadie lo sabe todo, nadie trabaja solo.
Corti, totalmente de acuerdo. Qué necesario y cómo cuesta encontrar esa mentalidad transversal que hace de facilitador para conversaciones entre especialistas y encuentra nuevos caminos conectando puntos aislados.