Ir a currar, de 8 a 15. Comer un sandwich a las 12:30, pero sin tardar más de 10 minutos. No dejar pasar ni un minuto el reloj al acabar el trabajo, no es lo que toca. Una hora de gimnasio, todos los días, justo antes de que salgan los niños del cole. Recogerlos, ayudarles con los deberes. Cenar, ver tu serie preferida en Netflix o la que estés pagando en ese momento. Dormir y volver a empezar.
Hace años, yo pensé que el equilibrio era eso. Una agenda sin excesos pero también sin descanso. Acomodar todo lo importante en cada día de tu vida para que ninguna faceta de tu existencia se sienta celosa de alguna otra. Pero también impidiendo que cualquier aspecto importante de tu vida pueda pegarse un festival de emociones.
El tiempo me enseñó que lo que buscaba me llevaría a la locura. Perseguía un imposible, y la propia búsqueda del equilibrio desequilibraba mi interior.
Intentar equilibrarlo todo por la vía directa era, para mí, el mayor generador de frustración y estrés que conocía. También el mayor factor limitante para disfrutar lo que realmente deseaba vivir.
Aprendí (y sigo aprendiendo, porque se aprende a golpes) que muchas veces el equilibrio está en los extremos. Y gracias a vivir con intensidad esos extremos, descubrí que…
Vivir es trabajar +120 horas a la semana, sin parar el fin de semana, porque tienes que lanzar el proyecto de tu vida y el tiempo apremia. Y que trabajar con tanta intensidad, lejos de producir dolor o quemarte, era un generador de alegría. Por eso me ha encantado esto que escribía Samuel Gil hace poco, que resuena en todo este texto.
Vivir es dejar de trabajar una tarde en la que no estás donde tienes que estar e irte con la bicicleta a hacer kilómetros hasta que tú cuerpo no puede más. Despreocuparte de los emails, las notificaciones y el teléfono. Abandonarte a ti mismo cuando más lo necesitas.
Vivir es salir a tomarte unas birras y liarte como cuando tenías 24. Olvidarte de todo y tirarte no se cuantos días y sus respectivas noches bailando techno sin parar. Dejarte llevar y desear que nunca se acabe.
Vivir es llegar a casa, reventados, mirarla a los ojos y sentir que su pasión choca con la tuya. Follar toda la noche sin parar, perdiéndoos una mil veces por el camino, no parar hasta quedar dormidos casi al amanecer, totalmente extenuados, sudados de éxtasis y con los cuerpos tan entrecruzados que son realmente uno.
Vivir es levantarte al día siguiente a su lado y sentir un amor tan profundo que no quieres que ese momento se acabe nunca. Saber que subirías la montaña más grande solo por ver su sonrisa.
Vivir es espabilarte y ponerte a currar con la misma o más intensidad que cualquier otro día.
Vivir es que un abrazo de tu peque te recargue las pilas como ninguna otra cosa. Es pensar en que pueda pasarle algo malo y sentir un desgarro en tu interior.
Vivir es obsesionarte por cosas y no quitártelas de la cabeza durante meses. Hacerte un experto de cada posible hobby y pasión, de cada nueva cosa que te mola. Ser capaz de ir ‘all in’ una y mil veces con todo lo que te propongas.
Vivir es tener que cerrar tu empresa, perder muchísimo dinero y quedarte endeudado. Sentir que eres un verdadero fracasado y desgraciado. Aún así levantarte y seguir tu camino.
Vivir es ir paseando por la playa y ponerte a cantar y tocar la 'air guitar' escuchando el 'Somewhere out in Space' de los Gamma Ray porque es un disco que te lleva a los mejores momentos de tu vida. A cuando el mundo parecía muy tonto y tú muy listo. A esos años de ingenuidad y rebeldía.
Vivir es que ahora tú empresa este creciendo como nunca antes habías logrado con ningún proyecto y que algunos días te sientas invencible. Ser capaz de disfrutar esos pequeños momentos donde todo parece ir bien (que muchas veces son, meramente, el ojo del huracán).
Vivir es 'pegarte' por las ideas que crees que importan, luchar con todas tus fuerzas por lo que es mejor para ti, los tuyos y tus proyectos en cada momento. Vivir lo importante con intensidad, aunque cueste y se sufra.
Vivir es exponerte a nuevas ideas y que cuando una hace click en tu cabeza seas capaz de replantearlo todo. Que no se te caigas los anillos por reconocer que hasta ahora estabas equivocado.
Vivir es recordar a tu padre y ponerte Los Suaves porque necesitas llorarlo. Recuerdas ese primer disco que te compró, ese primer concierto al que te llevó. Y sobre todo, ahora que eres padre, darte cuenta que él continuamente intentaba conectar contigo y hacerte sentir especial. Tener claro en ese momento que fue mejor padre de lo que tu eras capaz de recordar. Esperar estar a su altura con tu hijo, ahora que entiendes lo que realmente significa ser padre.
Vivir es pinchar una sesión techno, meter un temazo y poner la pista arriba. Vivir es sentir esa conexión con todas esas personas en ese momento y sentirte, por unos pocos minutos, volando encima del mundo.
Vivir es sentir en cada momento que no tienes ni idea de lo que tienes que hacer y no tener problema en reconocerlo. Surfear las cosas como vienen, echándole auténtica garra.
Vivir es escribir vomitando cada palabra porque necesitas que salga de tí como si estuvieras regurgitando veneno que te mata por dentro.
Vivir es hacer cada cosa que haces porque necesitas hacerla. Vivir la vida sin atender a lo que se espera de ti. Vivirla como tu verdadera forma de expresión.
Lo que marca tu vida, lo que recuerdas, lo que te hace aprender, lo que te incita a cambiar y crecer son los extremos.
Buscar el equilibrio tratando de que cada experiencia este equilibrada por si misma es transformar la esencia de la vida, que es una experiencia de 3 estrellas, en comida rápida a punto de caducarse.
El verdadero equilibrio está en vivir cada momento, cada situación, a su máxima intensidad. Entender lo que tú mente, tu cuerpo, los tuyos y las situaciones requieren en cada momento. Ser capaz de dejarte llevar.
El equilibrio real no es algo cómodo. Viene de saltar de extremo a extremo. Viene de llevar cada faceta de tu vida al máximo, pero sin descuidar nada que sea realmente importante para tí.
Está donde no lo buscamos. Pero el equilibrio está ahí.
Mis otras cosas
Hablo con Camila Tomás, VP de Innovación de Puig, una gran empresa española que factura +2.500M€ vendiendo los perfumes más conocidos y que ahora están creando ‘el Google del olor’.
En Mumbler charlamos Pol y yo sobre la importancia de construir una audiencia REAL para tus contenidos.
En Product Hackers lanzamos un pedazo de Programa Profesional de Growth para eCommerce. Estoy super ilusionado porque, con la ayuda de mi equipo, he creado el programa de Growth para eCommerce de mis sueños, contando con fundadores de proyectazos como Laagam, Blue Banana, Mi Tienda de Arte, Santafixie, Nutritienda, Singularu, Tuvalum… y responsables de distintas áreas relacionadas con el crecimiento de grandes eCommerce como PcComponentes, UnoDe50, Tiendanimal…
Estoy aprendiendo cosas de
Muy interesante el último Pata Negra Alfombra Roja donde Maxi y Manuel charlan con el gran Recuenco acerca del futuro de la publicidad digital con la muerte del modelo actual donde el nivel de fraude y CACs incontrolados, están haciendo peligrar a muchas empresas que dependían en gran medida de este modelo.
Mis libros
En “PsychoGrowth I: Hackeando el cerebro de tus compradores” profundizo en cómo podemos usar los sesgos cognitivos y el funcionamiento del cerebro de nuestros usuarios para afectar a su toma de decisión.
En “Futuros Posibles” recopilo los mejores relatos de ciencia ficción que abordan cómo la ciencia y la tecnología van a moldear nuestra sociedad.