El muy cabrón sabe lo bien que te sienta el deporte pero te pone a trabajar hasta que no tienes más energías. Siempre con cierto recochineo.
Cuando decides ponerte a dieta, se dedica a comprar galletas de chocolate y dejarlas tiradas en cualquier lado, tentando a la suerte para joder tus planes. Y si consigues evitarlas, ya se encarga de generarte la ansiedad necesaria para que caigas de una forma u otra. Te tiene dominado.
En ese momento en el que ya tienes claro qué es lo importante y que tienes que pasar a la acción, siembra la semilla de la dispersión en tu mente para evitar que puedas hacer foco de una vez por todas.
Es tan ruin que espera que tengas un mal día para hablarte de lo mal que se te dan algunas cosas y terminar de machacarte. Desnuda tus miedos y te los tira a la cara, sin pudor alguno.
Un psicópata que cualquiera definiría como el vecino o compañero de trabajo perfecto. Siempre ahí para ayudar a los demás. Pero contigo la tiene tomada y no te deja levantar cabeza.
Cuando intentas descansar te recuerda todo el trabajo que tienes acumulado. Y si te pones a trabajar fuera del horario de trabajo ya te taladrará la cabeza con la necesidad de desconectar.
Basta que te decidas por comprar una casa, un coche o algo mucho más mundano y accesible para que cada vez que veas alguna otra alternativa te susurre al oído que esa otra opción hubiera sido mejor elección. No tienes ni puta idea de elegir bien.
Al menos, parece que ahora no está por aquí. Aunque…
…me doy la vuelta y ahí está, ahí reflejado. El muy cabrón. Es el enemigo tras el espejo.
El sinsentido
Deberíamos de ser nuestro mejor aliado, pero la realidad es que la mayoría de las ocasiones somos nuestro peor enemigo.
Nos tratamos peor que a nadie. No nos damos el beneficio de la duda, no nos permitimos fallar, no nos respetamos cuando fallamos, nos cuestionamos cada cosa que hacemos salga bien o salga mal.
Nuestra mente es una máquina acojonante, nos permite hacer cosas que podrían parecer inimagibles, pero también es un potro de tortura sin botón de apagado.
Y aunque esto pueda parecer (y a veces lo es) un horror, también es una gran oportunidad.
Dominar, aunque sea a ratos, dónde enfocamos nuestros pensamientos. Ser capaces de redirigir esa energía mental a producir algo útil se convierte en una de las armas más poderosas que podemos tener. Y si no la tenemos, uno de las áreas donde más retorno vamos a conseguir si invertimos nuestro tiempo y energía.
Actuamos y organizamos nuestro tiempo centrándolo en cosas externas, cuando el mayor retorno lo podemos conseguir cuando nos reconstruimos a nosotros mismos.
Ser capaces de derrumbar la estatua de nuestro yo ahogado e incapaz que ocupa el centro de nuestra mente, y construir en su lugar una escultura del héroe que realmente somos, es uno de los mayores catalizadores para conseguir resultados increíbles.
Porque lo más awesómico de la gente que consigue cosas increíbles no es lo que han conseguido, si no que fueron capaces de creer en si mismos cuando nadie más lo haría. Derribaron esas estatuas derrotistas, y saltaron todos los muros que iba poniendo su mente a lo largo del camino.
Nadie ha tenido un camino de rosas hacia el éxito, pero centrar la energía en construir en lugar de destruir y apostar por nosotros mismos son los cimientos que te permiten desbloquear logros que, de otra forma, jamás conseguirás.
Habrá cosas que nunca consigamos, porque no sabremos como llegar a ellas. Pero si no llegamos que sea después de haberlas luchado, no porque nuestros miedos nos hayan ganado la batalla antes de empezar.
Supongo que tener al enemigo dentro de casa es, en el fondo, una forma de supervivencia. Un elemento de incorformismo que busca que prosperemos, aunque muchas veces se vuelva en contra.
Ser capaces de controlar este arma y usarla en nuestro favor, en lugar de permitiendo que controle nuestra vida, puede suponer un vuelco total en nuestra felicidad, capacidad de conseguir nuestros objetivos y en nuestros planteamientos vitales.
No tengo ni idea de cómo ganarle cada una de las partidas. Pero al menos ahora ya conozco a mi enemigo tras el espejo.
Mis otras cosas
En el podcast entrevisto a Pablo Saavedra, VP de Ingeniería y Growth en Rappi, uno de los grandes unicornios de LATAM. Con Pablo exploramos la relación entre Ingeniería y Growth y muchos de sus aprendizajes ayudando a escalar Rappi.
En Mumbler charlamos Pol y yo sobre el concepto de North Star y cómo aplica a los creadores de contenidos.
Estoy aprendiendo cosas de
Muy interesante podcast de Lex Friedman con Andrew Strominger de Harvard, sobre agujeros negros, gravedad cuántica y física teórica.
Mis libros
En “PsychoGrowth I: Hackeando el cerebro de tus compradores” profundizo en cómo podemos usar los sesgos cognitivos y el funcionamiento del cerebro de nuestros usuarios para afectar a su toma de decisión.
En “Futuros Posibles” recopilo los mejores relatos de ciencia ficción que abordan cómo la ciencia y la tecnología van a moldear nuestra sociedad.
El ego... entendido como esa constrruccion mental q nos gobierna! Doma el caballo y domaras tu vida!
Recuerda q al ego le cierras la puerta y se cuela por la rendija de la ventana
Que grandes verdades, y que importante es conocerse a uno mismo y sus debilidades para intentar fortalecernos y derrotar a ese demonio interior que llevamos dentro. Gracias y enhorabuena por esas reflexiones que te ayudan a pensar que no solo le pasan a uno. Saludos