Hemos aprendido que soltar es sinónimo de perder. Que si dejas un trabajo, estás fracasando. Que si te alejas de una relación, te estás rindiendo. Que si cambias de rumbo, es porque no supiste aguantar lo suficiente.
Pero, ¿y si soltar no fuera una derrota, sino un acto de inteligencia?
La mochila llena de piedras
Hace un tiempo, escuché una metáfora que me cambió la perspectiva. La vida es como caminar con una mochila al hombro. Al principio, la mochila está vacía y avanzamos ligeros. Pero con el tiempo, empezamos a llenarla con todo lo que recogemos en el camino: creencias, compromisos, expectativas, relaciones, proyectos, fracasos, miedos.
Y aquí está el problema: no aprendemos a sacar nada de la mochila.
Seguimos cargando piedras que ya no necesitamos. Piedras que en su momento tenían sentido, pero que ahora solo nos pesan.
El trabajo que ya no te llena, pero que sigues aguantando por miedo a soltar.
La relación que se ha vuelto más un hábito que una fuente de felicidad.
La idea de lo que deberías haber sido, aunque ya no tenga nada que ver contigo.
La mochila se hace más pesada, cada paso cuesta más, y en lugar de preguntarnos ”¿qué puedo soltar?”, seguimos convencidos de que cargar con todo es la única opción.
Hasta que un día, nos damos cuenta de que no es la vida la que pesa. Es la mochila.
Soltar no es rendirse, es hacer espacio
Nos resistimos a soltar porque sentimos que al hacerlo estamos perdiendo algo. Pero, ¿y si lo viéramos de otra manera?
Soltar no es quedarte con menos. Es hacer espacio para lo que sí importa.
Cuando dejas un trabajo que ya no tiene sentido, no estás perdiendo estabilidad, estás ganando libertad.
Cuando cierras un proyecto que ya no te motiva, no estás fallando, estás abriéndote a nuevas oportunidades.
Cuando dejas ir una relación que te pesa, no estás renunciando al amor, estás haciéndole espacio a algo que sí te haga bien.
Soltar no es un acto de debilidad, sino de valentía. Requiere enfrentarse a la incomodidad del cambio, al miedo al vacío, al vértigo de no saber qué viene después.
Pero lo que viene después siempre es más ligero.
¿Qué hay en tu mochila que ya no necesitas?
Creo que este es un ejercicio que hay que hacer cada poco tiempo. Yo lo hago, como poco, una vez al año. Por lo general dos veces de forma consciente. Aunque a veces también llego a estos pensamientos sin ser tan consciente.
Si nunca lo has hecho, te animo a planteártelo. Pregúntate:
¿Hay algo en mi vida que me pesa más de lo que me suma?
Si hoy empezara de cero, ¿qué cosas volvería a elegir y cuáles no?
¿Qué pasaría si me atreviera a soltar lo que ya no me hace bien?
Porque la vida no se trata de cargar más. Se trata de avanzar mejor.
Y a veces, la mejor manera de seguir adelante es soltar lo que ya no nos deja caminar.
Corti, 20 de febrero de 2025
Donde más leerme/escucharme
El podcast de SobreCrecer: nuestro canal de YouTube. También nos puedes escuchar en Mumbler, Spotify o Apple Podcast.
En “La Tertul-IA” hablamos de los últimos avances de la Inteligencia Artificial desde la perspectiva de los negocios, con nuestra newsletter y podcast semanal.
En “Escalando Agencias” me siento un par de veces al mes con Miguel de Bisiesto a entrevistar a fundadores y profesionales del mundo de las agencias.
En “PsychoGrowth I: Hackeando el cerebro de tus compradores” profundizo en cómo podemos usar los sesgos cognitivos y el funcionamiento del cerebro de nuestros usuarios para afectar a su toma de decisión.
En “Futuros Posibles” recopilo los mejores relatos de ciencia ficción que abordan cómo la ciencia y la tecnología van a moldear nuestra sociedad.
100%! Aunque a veces la dificultad no está en soltar, sino en darse cuenta de qué soltar; de ahí la importancia del ejercicio que planteas.
Fíjate si llevas razón que tuve que cerrar la empresa para darme cuenta.