Se ha dicho siempre que la ignorancia es muy atrevida.
Y para muestra lo que cambiamos nuestra forma de ver el mundo según pasan los años. El atrevimiento de querer que todo fuera distinto sin entender qué precio habría que pagar.
Pero el tiempo no deja de aprovechar la ocasión de ponerte en tu lugar.
Ahora me pasa, mucho tiempo después, que empiezo a entender. He tenido que ser padre, perder a muchos seres queridos, enfrentarme a mis miedos y salir de varios hoyos que yo mismo había cavado para empezar a entender.
Empezar a entender a mi padre, que hace tiempo que no está por aquí, aunque todavía se pasa buenos ratos por mi cabeza.
Cuando era muy pequeño mi padre era uno de mis héroes. Todo lo sabía. Evidentemente el paso de la adolescencia tumbó al héroe y hubo una reconstrucción de nuestra relación, enturbiada por situaciones de la vida que solo con el tiempo eres capaz de digerir.
En su momento no era capaz de entender muchas cosas. Pero con el tiempo empiezo a entenderle mucho mejor. Empiezo a entrever qué cosas eran miedos y preocupaciones. Empiezo a comprender el por qué de sus necesidades.
Porque el tiempo y las experiencias vitales hacen que muchos recuerdos se desplieguen cual espejo y puedas empezar a ver algunos reflejos. Empieces a entender lo que había detrás de cada cara inexplicable, detrás de esas preocupaciones de las que en su momento no veías la raíz y ahora eres capaz de ver la planta entera. En el fondo ese reflejo es parte de lo que eres.
Cuando era joven miraba a mi padre con cierta posición desafiante. Quería ser distinto en muchas cosas, prácticamente enfrentarme. Entiendo que algo parecido al pequeño león que crece y quiere enfrentarse al gran rey de la manada antes de tiempo.
Con el tiempo te das cuenta que no había cosas que perdonar. Simplemente hacía falta comprender. Respetar, acompañar y abrazar. Supongo que si puedes seguir disfrutando de tu padre cuando te das cuenta de todo esto, llega un momento de reconexión brutal.
Ahora miro a todo lo que quiero hacer distinto que hacía mi padre con mucho respeto y cariño. Entendiendo los sacrificios, entendiendo la lucha con uno mismo, entendiendo que lo que parece fácil acaba siendo más difícil y que el gran obstáculo a salvar es uno mismo.
Desearía poder acercarme a él en uno de esos días que veía que tenía malos. Abrazarle y decirle: “no te preocupes, ahora te entiendo. Lo surfearemos juntos”. Y aunque no pueda hacerlo, me acompaña cada vez que tengo a mi pequeño delante y necesito algo de inspiración para estar a la altura.
Allá donde estés, te quiero, pa.
Mis otras cosas
🎙️ En Mumbler estamos organizando un eventazo muy TOP sobre Growth para creadores de contenidos donde, además, estaré contando una metodología/framework para hacer crecer tus contenidos.
🚀 En el Podcast de Product Hackers entrevistamos a dos de los fundadores de Shakers, que están revolucionando el mundo del freelancing y acaban de levantar +6M€.
🕹️ Entrevisté a Arturo Castelló, organizador de Dreamhack en España sobre el presente y futuro de los eSports.
🤖 En la Tertul-IA hablamos de cómo aprende la IA y cómo pasará al mundo físico.
🚀 En Escalando Agencias hablamos con Cris Carrascosa, CEO y fundadora de ATH21, una boutique legal en el mundo crypto.
Estoy aprendiendo cosas de
🎙️ Muy interesantes reflexiones en el último All-In podcast sobre modelos de retribución a CEOs y otros temas interesantes.
Mis libros y canales
En “PsychoGrowth I: Hackeando el cerebro de tus compradores” profundizo en cómo podemos usar los sesgos cognitivos y el funcionamiento del cerebro de nuestros usuarios para afectar a su toma de decisión.
En “Futuros Posibles” recopilo los mejores relatos de ciencia ficción que abordan cómo la ciencia y la tecnología van a moldear nuestra sociedad.
En Instagram y Tiktok voy a ir compartiendo videos relacionados con Sobre Crecer. En Twitter lo comparto todo también.
💛💛💛
Me recuerda a esa frase tan recurrente de los padres cuando te castigaban, o te daban un cachete: “me duele a mí más que a ti”.
Ahora que soy padre lo entiendo. Como tantas cosas.
Todo forma parte, como dice José Luis Garci, de “esa cosa tan manida que llamamos la vida”